Actualmente, se sabe que todo proyecto de inversión al ejecutarse produce una modificación en el ambiente y debidas sus actividades en las diferentes etapas: Preparación del Sitio, Construcción, Operación y Mantenimiento, y Abandono del Sitio, estas pueden generar un impacto ambiental.
De tal modo que un impacto ambiental es traducido como la “Modificación del ambiente ocasionada por la acción del hombre o de la naturaleza”, el cual es identificado y descrito mediante la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) a través de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que es un “Instrumento de la política ambiental que tiene el objetivo de prevenir, mitigar y restaurar los daños al ambiente, así como la regulación de obras o actividades para evitar o reducir sus efectos negativos en el ambiente y en la salud humana”.
Al respecto, por medio de un estudio ambiental que incluye la parte técnico-científica del proyecto, los efectos que pudieran generarse por el desarrollo del mismo, así como la propuesta de estrategias permisibles y viables para mitigar los impactos ambientales y su regulación, resulta ser imprescindible cuando se piensa en la ejecución del un proyecto de inversión, tal es el caso de un Parque Solar.
Ya que en el artículo 28 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) se enlistan las obras y/o actividades que requieren de dicho estudio, en donde el la Construcción y Operación de un Parque Solar figura en al menos los siguientes numerales:
II.- Industria del petróleo, petroquímica, química, siderúrgica, papelera, azucarera, del cemento y eléctrica;
XIII.- Obras o actividades que correspondan a asuntos de competencia federal, que puedan causar desequilibrios ecológicos graves e irreparables, daños a la salud pública o a los ecosistemas, o rebasar los límites y condiciones establecidos en las disposiciones jurídicas relativas a la preservación del equilibrio ecológico y la protección del ambiente.
Por lo que, de manera general para el desarrollo de un Parque Solar es necesario contar con una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que argumente y avale la viabilidad ambiental del proyecto, en el cual se considerarán no solo la parte técnico-descriptiva del mismo, sino también se abordarán los impactos ambientales adversos o positivos, el establecimiento de medidas de mitigación para los impactos significativos y además el diagnóstico socio-ambiental que permitirá la toma de decisiones.
En este sentido, Seguridad Proambiental, consultoría que cuenta con un equipo multidisciplinario brinda sus servicios ambientales de asesoría y elaboración de Manifestaciones de Impacto Ambiental para regular este tipo de proyectos y apoyo en el proceso de su regulación.
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