De acuerdo con la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), las obras y actividades que puedan ocasionar un desequilibrio ecológico por su realización deberán estar sujetas a una evaluación de impacto ambiental a través de la presentación de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). Este documento tiene como objetivo dar a conocer, con base en estudios técnicos, el impacto ambiental que generaría una obra o actividad, así como la forma de evitarlo o atenuarlo en caso de que este sea negativo.
Conforme al capitulado señalado en el Artículo 12 del Reglamento de LGEEPA en materia de Evaluación de Impacto Ambiental, la MIA requiere de la descripción biótica y abiótica del área donde se establecerá el proyecto y donde se prevé que los impactos originados por este puedan verse reflejados. De manera general, resulta necesaria la evaluación de los principales componentes para el correcto funcionamiento de un ecosistema, la flora y la fauna.
Para un correcto manejo de los recursos naturales es necesario el conocimiento detallado de la riqueza biológica y las condiciones ambientales a las que están sujetas las poblaciones que conforman a los ecosistemas. De esta manera, se pueden tomar decisiones informadas acerca de la explotación responsable y la protección de los recursos biológicos.
La obtención de esta información es a través de los muestreos poblacionales que, mediante estimaciones y la aplicación de índices de diversidad es posible conocer el estado real de la población. Los muestreos biológicos, tanto de flora como de fauna, son realizados por brigadas de campo compuestas por especialistas ambientales como biólogos o ingenieros forestales. Estos expertos aplican diversas técnicas para adquirir datos relevantes acerca de estos componentes ambientales.
En el muestreo de flora, se establecen unidades de muestreo con una superficie determinada, donde se identifican los principales estratos vegetales según la forma de vida de los individuos, que pueden ser herbáceos, arbustivos y arbóreos. Dentro de estos sitios, se contabilizan los ejemplares y se obtienen los datos dasométricos, como altura y diámetro normal o basal. Además, se recolectan estructuras de las plantas, como flores u hoja, que luego son prensadas para facilitar la identificación taxonómica de las especies.
El muestreo de fauna se enfoca en el registro de los cuatro grupos de vertebrados terrestres: aves, mamíferos, anfibios y reptiles. Se utilizan transectos lineales en donde se reportan las especies avistadas de forma directa e indirecta a través de rastros (p.ej. huellas, excretas, cantos, mudas de piel, restos óseos, cadáveres, plumas, etc.). Adicionalmente, se instalan trampas o cámaras trampa en sitios estratégicos para registrar la presencia de especies que cuentan con hábitos nocturnos o evasivos.
Para ambos muestreos se conforma una base de datos, que posteriormente será procesada y analizada con el propósito de obtener parámetros poblacionales e índices de diversidad. Con la interpretación de los especialistas, será posible describir las condiciones ambientales en las que se encuentran la flora y la fauna, así como el estado real de las poblaciones.
La información recabada por los muestreos será incluida en la Manifestación de Impacto Ambiental, la cual coadyuvará en la determinación de los posibles impactos generados por la construcción y operación del proyecto sujeto a evaluación, así como a establecer las medidas de mitigación o compensación necesarias para conservar la biodiversidad.
Si necesitas llevar a cabo una Manifestación de Impacto Ambiental en cualquiera de sus modalidades, Seguridad Proambiental pone a tu disposición un equipo de especialistas en flora y fauna altamente capacitado para llevar a cabo los muestreos biológicos necesarios.