Integración de estrategias para la adaptación al cambio climático en los planes de gestión social de las evaluaciones de impacto social
Consultoría AmbientalLos Planes de Gestión Social (PGS) integrados en las Evaluaciones de Impacto Social (EIS) para grandes proyectos tienen el potencial de apoyar las estrategias gubernamentales y privadas orientadas a fortalecer la adaptación al cambio climático en los asentamientos humanos donde se planifican. México no solo destaca como uno de los mejores países para generar electricidad a partir de energías renovables, también se clasifica como uno de los más vulnerables al cambio climático debido a su ubicación geográfica y características sociales.
Por un lado, el país posee un significativo potencial para aprovechar fuentes renovables de energía, como la solar y la eólica, debido a sus regiones con alta radiación solar, vientos intensos y recursos geotérmicos. Sin embargo, el World Bank Global Framework for Disaster Risk Reduction indica que el 68.2% de la población se encuentra altamente expuesto al riesgo de impactos adversos directos provocados por el cambio climático. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático en México (INECC) agrega que en México existen 480 municipios ubicados en 13 entidades con la mayor vulnerabilidad ante el cambio climático. Las entidades donde se ubican la mayoría de estos municipios se concentran en los estados del sur y sureste, así como centro y norte del país. La pobreza y las desigualdades hacen que México sea sumamente vulnerable al cambio climático toda vez que datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) del año 2020 afirman que 55.7 millones de personas se encuentran en la pobreza, cifra equivalente al 43.9% de la población total del país. Este segmento poblacional es particularmente vulnerable al cambio climático ya que su capacidad para enfrentar, resistir y recuperarse de los efectos es mucho menor que la del resto de la población.
La transición energética es una de las soluciones clave para abordar la descarbonización y lograr la adaptación al cambio climático. Esta estrategia consiste en reemplazar progresivamente la energía generada a partir de combustibles fósiles por fuentes renovables. Sin embargo, algunas modalidades las fuentes renovables como las eólicas o solares cubren superficies que van desde unos cientos de metros cuadrados hasta miles de hectáreas en las que por regla general están distribuidos asentamientos humanos que pueden concentrar pocos, cientos o hasta miles de habitantes quienes pueden ser afectados directa o indirectamente, positiva o negativamente, por las fases por las que transita un proyecto renovable (preparativa, constructiva y operativa). Los proyectos de esta naturaleza se asumen a sí mismos como sostenibles por lo que están sujetos a principios de justicia social, derechos humanos y protección ambiental. Ello implica evaluar el impacto de sus actividades en los territorios donde están planeados con el objeto de identificar potenciales afectaciones sociales y ambientales. Por lo tanto, evaluar el impacto social de estos proyectos se torna una actividad necesaria y permanente porque sus resultados tienen el potencial de medir los cambios que podrían experimentar personas, comunidades o instituciones como consecuencia de su desarrollo.
Una evaluación de impacto social (EIS) proporciona información suficiente para incrementar los resultados del desarrollo, evaluar y gestionar los riesgos potenciales y fortalecer la aceptación social y el apoyo a un proyecto, en este caso, renovable. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la EIS “facilita la integración sistemática de los problemas sociales en la planificación e implementación de proyectos. Mejora su calidad y sostenibilidad, apoya y fortalece requerimientos nacionales y mejora tanto la aceptación como la apropiación local del proyecto… ayuda a identificar y gestionar los potenciales impactos sociales adversos que un proyecto puede causar o a los que puede contribuir, así como a maximizar los beneficios para las comunidades locales y otros grupos su aceptación entre la población”.
La Asociación Internacional para la Evaluación de Impactos considera que los impactos sociales “incluyen todos los aspectos asociados con una intervención planeada (esto es, un proyecto) que afectan o involucran a las personas, ya sea directa o indirectamente. Específicamente, un impacto social es algo que se experimenta o se siente, en el sentido perceptual (cognitivo) o corporal (físico) a todos los niveles, por ejemplo, a nivel de la persona como individuo, de unidad económica (familia/hogar), de grupo social (círculo de amigos), de lugar de trabajo (una empresa o entidad de gobierno), o más generalmente de comunidad/sociedad. Estos diferentes niveles se ven afectados de diferentes maneras por un impacto o por una acción que causa impacto”.
En México, las Disposiciones Administrativas de Carácter General sobre la Evaluación de Impacto Social en el Sector Energético definen evaluación de impactos social como el documento que contiene la identificación de las comunidades y los pueblos ubicados en el Área de Influencia de un Proyecto del sector energético, así como la identificación, caracterización, predicción y valoración de las consecuencias a la población que podrían derivarse del mismo y las medidas de mitigación y los planes de gestión social correspondientes”. Agrega que impacto social son “todos los cambios y consecuencias, positivas o negativas, que resultan del desarrollo de un Proyecto que se pueden experimentar de forma perceptual o física, individual o colectiva, que pueden incidir en la forma de vida de las mujeres y hombres integrantes de una comunidad, su cultura, su cohesión, estabilidad, temores y aspiraciones, servicios e instalaciones, actividades económicas, sus sistemas de toma de decisiones, su entorno físico, su salud y bienestar, al igual que en sus derechos”.
En las tres definiciones se asume la EIS no es un documento, no es un trámite, se trata de todo un proceso que acompaña la vida útil del proyecto. Es un proceso que debe integrarse en todas sus fases: conceptualización, planeación, preparación del sitio, construcción, operación y desmantelamiento. Por esta razón, las tres definiciones revisadas integran un componente vital y es el de la gestión.
En la gestión de los impactos sociales está implícito (o debería estar) que las acciones para mitigarlos o maximizarlos sean proporcionales a los generados por un proyecto. Tiene la responsabilidad de maximizar los beneficios que el proyecto genere entre la población y evitar, o mitigar, los impactos negativos de manera gradual durante su vida útil. Por esta razón es esencial formular un PGS constituido por medidas y procedimientos para gestionar los conflictos sociales que el proyecto genere. Este debe describir los programas, las estrategias y acciones a ejecutar en cada una de sus fases con el objetivo de monitorear, evaluar, revisar y responder inmediatamente al cambio, sea este ambiental, social o climático. De esta manera, se podrá garantizar una gestión efectiva de los impactos sociales y se asegurará que el proyecto opere de manera responsable y sostenible, minimizando los riesgos y maximizando los beneficios para las comunidades involucradas.
La normatividad mexicana define PGS como “el sistema, estrategia o programa que incluye el conjunto de medidas de ampliación de impactos positivos y de medidas de prevención y mitigación de impactos negativos; las acciones y recursos humanos y financieros que implementará el Promovente en materia de comunicación, participación, atención de quejas, inversión social, y otras acciones que permitan promover la sustentabilidad del Proyecto y respetar los derechos humanos”. Es importante agregar que en su ejecución la perspectiva de género es vital toda vez que los impactos tiene la peculiaridad de afectar de manera diferenciada a mujeres y hombres.
Por regla general los PGS están compuestos por programas destinados a mitigar y ampliar los impactos sociales, así como por programas de comunicación y vinculación con las comunidades cercanas al proyecto. Además, incluyen mecanismos de participación equitativa entre hombres y mujeres, y programas de inversión social impulsados por el promotor para beneficiar a las comunidades ubicadas en el área de influencia del proyecto.
En este sentido, en los PGS es esencial incorporar medidas y acciones de adaptación al cambio climático dirigidas a las comunidades que rodean un proyecto, sea de naturaleza renovable o no, orientadas a reducir la vulnerabilidad antes este fenómeno y construir asentamientos humanos resilientes. En este contexto, es fundamental que los PGS también incorporen medidas y acciones de adaptación al cambio climático dirigidas a las comunidades circundantes, independientemente de si el proyecto es de naturaleza renovable o no. Estas medidas buscan reducir la vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos extremos y fomentar la construcción de asentamientos humanos resilientes. La cooperación en esta dirección es esencial, ya que la infraestructura que sostiene a un asentamiento, el sistema alimentario y el suministro de agua potable, entre otros elementos, están en riesgo debido a la presencia de sequías, precipitaciones intensas, mayor exposición a enfermedades y otros eventos climáticos extremos. Por tanto, las estrategias de adaptación integradas en los PGS deben tener como objetivo limitar los riesgos derivados del cambio climático, reduciendo las vulnerabilidades y fortaleciendo la resiliencia tanto del proyecto como de las comunidades que lo rodean. Al considerar estos aspectos, los PGS se convierten en herramientas efectivas para abordar los desafíos del cambio climático y promover un desarrollo sostenible y responsable.
Los PGS tienen el potencial de desempeñar un papel significativo en la creación de un entorno adaptativo al cambio climático a través de sus programas. Es evidente que este desafío solo puede abordarse de manera efectiva mediante una colaboración conjunta, desde una perspectiva global y con la promoción del desarrollo sostenible.
Conscientes de la importancia de este fenómeno, en SEGPRO se formulan acciones y medidas que consideran el impacto del cambio climático. Estas medidas se basan tanto en diagnósticos generados in situ, en colaboración con diversos grupos sociales y el conocimiento local, como en la mejor información técnica y científica disponible. Además, en SEGPRO se crean propuestas que incorporan el concepto de valor compartido, cuyo objetivo principal es que la sociedad se beneficie tanto como la empresa.
Al aprovechar el potencial de los PGS y al considerar el cambio climático en sus acciones y propuestas, SEGPRO busca contribuir de manera efectiva a la creación de un entorno que se adapte al cambio climático, trabajando en conjunto con diversos actores para promover un desarrollo sostenible y asegurar beneficios para la sociedad y la empresa por igual.
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